El Respeto y el Amor comienzan desde Casa
Érase una vez un barrio llamado Cielo Gris, dónde se veían muchos conflictos especialmente la violencia intrafamiliar, los más afectados eran los inocentes niños, especialmente Valeria, y lo más triste es que los niños se agredían de igual manera que los adultos para ocultar el dolor que sentían sobre todos sus problemas.
Cada día recibían un trato más fuerte, lo único bello de ese lugar sin color era un parque que se ubicaba en la esquina de sus casas. El parque se llamaba un Cielo de Colores, en ese lugar Valeria se sentía libre y disfrutaba su infancia, pero al volver a su hogar todo volvía a ser como antes.
Un día Valeria asistió de manera normal a su escuela y la profesora Laura vio moretones en su cuerpo, por lo que no pudo evitar preguntarle ¿si en su casa le hacían daño?; ella respondió negativamente, por el miedo a las consecuencias; si su padre, Luis, se enteraba de abrir su boca.
Días después, la profesora Laura creó dos Robots para darle una lección a los despiadados padres del barrio Cielo Gris, especialmente a Luis. Cuando la maestra termino los robots los nombro H17 y H02; luego de un tiempo de hablar con ellos, planearon la mejor forma de dar solución a esta problemática.
H17 dijo: Tengo una idea… -H02, peleemos entre tu yo hasta destruirnos para que ellos vean las consecuencias de usar la violencia al extremo, y, además, entiendan que pegarle a alguien por pequeños motivos no es la solución de los problemas, y puede llevar a graves consecuencias si nos dejamos llevar por la ira, si ellos siguieran nuestro ejemplo terminarían como nosotros, destruidos.
Y así fue, se pusieron a pelear delante de los padres, y ellos ahí mismo se concientizaron poco a poco de lo que hacían con sus hijos y familiares estaba mal hecho, después de asegurarse de que los padres entendieron el mensaje H17 y H02 se reconstruyeron mágicamente como si fueran rompecabezas.
El señor Luis se concientizo de que pegarles a sus hijos no era la forma de corregirlos, antes de ello debe estar el amor por la familia, el dialogo y la comprensión. La mejor herramienta no son los golpes sino las palabras.
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